La esperanza se volatiliza a pasos agigantados en la misma medida en que lo hace la libertad, por la que tanta se ha luchado y que parece tan fácil de arrebatar.
No es otro el origen de este mal que el odio irracional y el miedo abismal a una sociedad igualitaria. Una sociedad que dice basta a la violencia de género, una ciudadanía que muestra como la unidad hace la fuerza para salir de este pozo tenebroso. Unamos nuestras voces y coreemos al compás de la libertad, una libertad que se viste de morado para rendir homenaje a quienes fueron asesinadas, a quienes luchan día a día por sobrevivir y a quienes han conseguido salir de ese bucle mortuorio.
Luchemos con las palabras por aquello que se nos arrebata a golpes.
Celia
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