domingo, 29 de marzo de 2015

Siguiendo las huellas de grandeza

Roma, ciudad de poderío reflejado en una grandeza demacrada por el paso del tiempo; cuna de la cultura romana y acogedor lugar de otras tantas.
Rincón destacado de Italia, ensalzado por sus múltiples edificios y monumentos históricos, territorio de tránsito de turistas guiados por las huellas que la existencia del ser humano deja a su paso; fortaleza de un pasado que parece pervivir a través del recuerdo.
Lugar enigmático de rincones que atraviesan, atrapan y dejan marca.


En lo más profundo de su ser encontramos el Coliseo, anfiteatro del sol y la luna, de las sombras y la luz, de la vida y la muerte; figura que resurge para alzarse de forma imperiosa.
Muestra de potestad del antiguo imperio romano, así como de las capacidades a veces incalculables que posee el hombre.


Situado a poca distancia del Coliseo se haya el foro romano, zona central en torno a la cual se erigió la sede de la cultura romana. Se trata de un lugar en el que se encontraba reunido el poder, un territorio que ejercía múltiples funciones, desde acoger la Rostra, lugar donde los políticos daban sus discursos a los ciudadanos romanos, hasta el Templo de la Concordia, dedicado a la diosa de la Concordia y en el que se llevaban a cabo algunas reuniones del Senado.


Entre los monumentos que se levantan sobre Roma está también el Panteón Romano, también conocido como el Panteón de Agripa; quizás el elemento más destacado en su interior es la cúpula, caracterizada por un óculo a través del cual fluye libremente la luz del sol.
Este lugar sirve de sepulcro a grandes artistas italianos como Rafael o Vignola.


En esta ciudad también cobran gran importancia las fuentes.
Entre ellas podemos encontrar la Fontana de Trevi, una de las fuentes barrocas más famosas, que destaca por él cúmulo de figuras representadas, así como por su originalidad.

Colocadas de forma estudiada y estratégica, encontramos una serie de plazas significativas.
Una de ellas es la plaza de España, en la que destaca la gran escalinata hasta la iglesia de Trinità dei Monti y la barroca Fontana della Barcaccia, que se encuentra a los pies de la escalinata y que recibe su nombre por el parecido que muestra con un barco naufragado.







Celia

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